Vivencia Personal

¿Cómo me acerqué a la Terapia Gestalt?

Hoy me doy cuenta, que cuando me decidí a llamar a mi actual terapeuta para comenzar mi formación en Terapia Gestalt, fue un acto de amor hacía mí. Fue un acto de sinceridad conmigo misma, de reconocerme que algo me perturbaba y escuchar mi necesidad de cambiar. Escuché mi necesidad corporal, de retomar mi emocionalidad. Con valentía me enfrento a un nuevo punto de mira.

En su día, lo ví como un acto de debilidad, de "yo no puedo con todo" y mi lucha con mi mandato de "deberías poder con todo".

Hoy, se que fue un paso decisivo, una elección de Vivir, de poner un límite a mi adormecimiento y Revivir. Necesitaba un espacio para reconocerme y redescubrirme.

Tras pasar una crisis de Vida, en la que no sentía apoyos, en la que no encontraba herramientas con las que moverme, en la que mi sentimiento era de soledad no elegida, de no ser comprendida, ni sentirme satisfecha, decidí tomar mi responsabilidad, de mirarme, de comenzar a dejarme Ser.

Siento que estoy eligiendo crecer, y estoy buscando lo que necesito para ello.

Veo lo cambiada que estoy. Me siento más libre, más responsable de mi vida y más crecida. Y en gran parte es a mi proceso personal. El poder contar con un espacio para mi, aprender de mis compañeros de formación, de mi tutora y experimentar. Sobre todo ésto, el vivenciar-me. También me enriquece mi espacio íntimo con mi terapeuta individual. Tengo tiempo para mi y en dicho espacio encuentro apoyo. Me gusta la aceptación de nuestras diferencias, de aquellas diferencias que encuentro con respecto a mi ámbito socioafectivo.

Ahora, me atrevo a vivir mi vida sin ese temor al rechazo, a la pérdida de afecto del otro. Estoy más abierta a hacer lo mío y expresarme. Y ésto también me abre a una nueva manera de relacionarme conmigo y con los míos. Mis relaciones son más satisfactorias, más sinceras. Me expreso...

Me viene la imágen de una ola. Pequeña en mar adentro, acercándose poco a poco a la orilla, haciendose más grande, cogiendo fuerza. Según se acerca más y más, se hace más pequeña, su moviemiento es más suave, viene con más calma hasta ver la orilla, en contacto con la arena. Me doy cuenta de la huella que deja en la arena, y del moviemiento de resaca del agua, volviendo hacia adentro, llevádose con ella las partículas de la arena.

Me identifico con esa ola y sus diferentes movimientos. Me doy cuenta que voy cambiando como esa ola, cómo avanzo y cómo vuelven mis automáticos de los cuales ya tengo consciencia y ya no son los mismos, mi mirada es diferente y mi estar también. Me permito Ser de muy variadas maneras, mis maneras. En ese contacto en la orilla, con la arena, comparto. Me llevo algo de los que me rodean, les dejo algo de mi...y me retiro como el movimiento de resaca...Aprendo de mí, de los otros y disfruto de lo que me reporta el contacto...y la retirada.

Fluyo y me respeto. Dejo atrás los "deberías" y me encuentro conmigo misma. Un encuentro lleno de amor y respeto. LLeno de cuidado, mi autocuidado.

Y gozo de no nadar a contracorriente, disfruto del dejarme llevar por el río. Nado sabiendo que el rio me lleva, fluyo con él y adquiero su fuerza, mi fuerza, y me dejo llevar hasta el mar....hasta la orilla...y vuelvo. Me embriago de la magia de la Naturaleza.

Agradezco estar viva, agradezco todo lo que la Vida me trae, agradezco la presencia de todos los que me rodean, familiares, amigos, compañeros y terapeutas en mi formación.

Me lleno de gratitud por su presencia en Mi Vida, por sentirme acompañada en mi viaje, hacia dentro y hacia afuera, por su valentía y la mía propia a arriesgarnos a mostrarnos, compartir las alegrías y tristezas, los enfados, nuestros sentimientos  y amarnos, por caminar juntos, poder separarnos y tomar rutas diferentes siendo auténticos. Estando en la cercanía y lejanía.
Siendo diferentes.

Hoy, sigo dispuesta a atreverme a vivir de una manera diferente a la que nos intenta imponer la sociedad, aquella que me llena de Mí.

Yo Me Amo y Amo...